Reflexiones en el día del Nutriólogo

 

El día del Nutriólogo siempre nos hace reflexionar lo afortunadas que somos al haber escogido una profesión que realmente nos apasiona, y todavía más suerte, tener la oportunidad de trabajar todos los días por tener un mundo mejor nutrido en todos los sentidos. 

Hoy la nutrición está “de moda” y sin embargo poco se habla de lo que realmente es la ciencia de la nutrición. Por un lado, las personas están más conscientes de la importancia de una alimentación saludable, pero por otro lado cada día están más confundidas, se ha vuelto un tema de blancos y negros y ha ido desapareciendo lo que realmente es una alimentación correcta.  Sobre todo, se ha olvidado que la nutriología es una ciencia y por lo tanto al igual que la medicina se basa en evidencia, no en anécdotas o en modas.

Desde el primer semestre de la carrera, tuvimos la fortuna de tener grandes personalidades de la nutrición en México que nos enseñaron que la alimentación debe ser biopsicosocial; y esa palabra tan “dominguera” es que, si bien nos debe cubrir las necesidades biológicas, igual de importante es que nos satisfaga psicológicamente y también socialmente. Imagínense una fiesta sin pastel, o no poder saborear ese arroz a la mexicana que cocina nuestra abuela por que ya no lo vemos como arroz sino como “un carbohidrato”, o no poder regalar chocolates a tu pareja.

En fin, la nutrición va mucho más allá de simples nutrimentos y desde luego mucho más allá de suplementos que se venden prometiendo infinidad de soluciones como los merolicos que se encuentra aún hoy en algunas plazas públicas del país.

Las personas piensan solo en el peso y en la imagen, sus elecciones a la hora de comer pocas veces tienen que ver con su salud. Quieren resolver problemas complejos con soluciones mágicas, rápidas, fáciles, dejando su salud en manos de personas que no siempre tienen los conocimientos necesarios para ver su nutrición de una manera completa, es decir, más allá de simples alimentos o dietas; lejos de las modas y cerca de la ciencia. Para hacerlo es necesario tomar en cuenta tantos factores como el estado de salud de la persona (con una evolución del estado nutricio), lugar donde vive, donde trabaja, accesibilidad a ciertos alimentos, cultura, religión, factores genéticos, etc. y esto sin duda, es una de las cosas que más nos gusta de nuestra profesión.

Como dirían los médicos no hay enfermedades si no enfermos, de la misma manera no hay una sola dieta; hay personas que tienen necesidades diferentes y cambiantes y solo conociéndolas e integrándolas se pueden lograr verdaderos cambios en la alimentación.

Por otro lado, mucho se habla hoy en día de la obesidad, que si bien es un serio problema de salud donde debemos de dejar de buscar un culpable y verlo como una enfermedad multifactorial; también hoy desafortunadamente la desnutrición sigue siendo un problema, así como la malnutrición.

Una vez más la nutrición es más que ayudar a las personas a bajar de peso, es ayudar a que por medio de la alimentación la persona este sana o si padece alguna enfermedad tenga una buena calidad de vida. Ayudar a que disfrutemos los alimentos y que sepamos hacerlo sin excesos; combinar correctamente los alimentos y hacer cambios duraderos en el estilo de vida; por eso decimos que la única buena dieta es la que puedes seguir toda tu vida.

Cuando llegas a un lugar nuevo y dices que eres nutrióloga la gente se pone nerviosa de lo que está comiendo; te preguntan que si comes de todo, que seguro en tu casa nunca hay postres, que cuáles suplementos tomas, si invitan a tus hijos a comer, te dan el menú de su casa; creen que vas a estar mirando lo que comen... La respuesta es siempre la misma: como de todo, no tomo suplementos y trato de no excederme, al cocinar y escoger que comer pienso primero en muchas verduras y frutas; hago ejercicio, tengo una relación emocional sana con la comida y disfruto lo que como. Jamás nos escucharan decir que “pecamos” con un alimento, en nuestra casa no saben lo que es “estar a dieta”, simplemente comemos sano.

Hoy escuchamos a muchas personas hablando sobre la nutrición de forma obsesiva, catalogando de buenos o malos ciertos alimentos, hablando de químicos cuando absolutamente todos los alimentos son químicos, hablando de natural o no natural… y pensar lo que avanzó la humanidad gracias a saber hacer conservas, enfriar los alimentos, deshidratarlos, congelarlos, pasteurizarlos y hoy parece que ya no confiamos en todos esos avances. 

La carrera de nutrición dura 5 años donde se estudian entre otras muchas materias, anatomía, fisiología y fisiopatología, química de los alimentos, fisicoquímica, bioquímica, sociología, psicología, bromatología y muchas más. No se limita a conocer los alimentos o dietas que están de moda, es saber qué función tienen los alimentos, qué nutrimentos tienen, cómo estos interactúan entre si, diferentes patologías y las implicaciones de la alimentación en éstas, es saber alimentación enteral y parenteral, interacción entre medicamentos y nutrimentos. Cómo hacer una evaluación nutricional más allá del peso o de composición corporal, es saber tratar a diferentes personas de diferentes edades en diferentes circunstancias. Podemos trabajar en instituciones públicas o privadas, incidir en políticas públicas, mejorar el rendimiento de deportistas, ayudar a mujeres embarazadas o lactando, a niños con problemas motrices o ancianos que tienen problemas de deglución; en fin, la lista es enorme, pero lo que siempre está presente es el deber de ayudar a cuidar nuestro bien más preciado: la salud.

Mientras más estudiamos y trabajamos, mas nos emociona pensar todas las maravillas que se dan alrededor de una mesa, la platica, el compartir, disfrutar, y si, el consumir alimentos que nos aportan nutrimentos que recorren un largo camino, haciendo muchas transformaciones y que tienen funciones esenciales para que el maravilloso cuerpo humano funcione correctamente.

Nos negamos rotundamente a pensar que un pozole es grasa, pecado y exceso, estamos convencidas de que es un platillo que aporta más de 10 nutrimentos, es cultura, sabor, tradición; es pensar en la gastronomía de mi país, etc.  Y así podríamos poner mil ejemplos; ¿Es buenísimo X o Y alimento? La respuesta siempre será… depende.

¡Felicidades a todos nuestros colegas hoy en el Día del Nutriólogo! sigamos honrando esta increíble profesión que nos permite ser parte de algo esencial en el ser humano como lo es la alimentación.